sábado, 31 de octubre de 2009

LA AUTOESTIMA

LA AUTOESTIMA:

LA OLLA QUE NADIE VIGILA

La autoestima es un concepto, una actitud un sentimiento, una imagen, y está representada por la conducta.

Cuando llegaban los grupos de trilladores en verano, llenábamos la olla de cocido; en otras ocasiones, mi padre almacenaba en ella estiércol para los lechos de flores de mamá.

Mucho después, cuando la gente me hablaba de sí diciendo que se sentían llenos, vacíos sucios o incluso “agrietados” recordaban esa vieja olla.

En poco tiempo, este término sirvió a muchas familias a expresar los sentimientos que no podían manifestar. Un padre decía: “Mi olla está llena hoy”, y el resto de la familia sabia que se sentía superior a cualquier cosa, pleno de energía y buen humor, seguro de su importancia.

Olla es una palabra muy simple en ese sentido, un término casi ridículo. Muchas de las palabras profesionales que la gente utiliza para hablar de su autoestima tiene un sonido estéril y carecen de imágenes vivas.

La autoestima es la capacidad de valorar el yo y tratarnos con dignidad, amor y realidad.

LA AUTOESTIMA:

LA FUENTE DE ENERGIA PERSONAL

Supongamos que dentro de cada uno de nosotros existe un centro de poder que es el responsable de conservar la vida y está conectado con una fuente de poder universal. Cada centro tiene un generador que produce la energía para continuar la vida.

El generador tiene muchas válvulas que controlan la frecuencia de energía de cada persona, su cantidad y las direcciones en que será canalizada. Imaginemos también que las válvulas de control son el conocimiento y lo que sentimos por nosotros. Tal es el estado de la autoestima elevada.

El yo se debilita hasta convertirse en una víctima derrotada por la vida: “Si no me agrado, me devaluó y castigo. Enfrentó a la vida desde una postura de temor e importancia, creó un estado en el que me siento víctima y actuó en consecuencia. Me castigó ciegamente, y hago lo mismo con los demás. Soy a la vez sumiso y tiránico. Responsabilizo a los demás por mis actos”. Tal es el estado de autoestima baja.

Una persona que no sabe valorarse espera que los demás- la esposa, el marido. Un hijo o una hija sean los responsables de asignarle un valor. Por ello se dan manipulaciones interminables que a menudo afectan a las dos partes.

El egoísmo es una forma de arrogancia que transmite el mensaje: “Soy mejor que tu“. El amor de uno mismo es una declaración de valor, cuando sé valorarme, puedo amar a los otros concediéndoles un valor igual. Pero cuando me desagrado, mis sentimientos hacia otros serán de envidia o temor.

Las relaciones humanas positivas y la conducta adecuada y amorosa también tienen origen en personajes con fuertes sentimientos de autoestima. Una autoestima fuerte es el medio que nos permite ser más humanos, saludables y felices, crear y conservar relaciones satisfactorias y ser individuos adecuados, eficaces y responsables.

Cuando una persona se quiere, no hará algo que pueda lastimar, devaluar, humillar o destruir a sí misma o a los demás, y no responsabilizará a otros de sus actos. Los individuos que saben apreciarse no violarían sus relaciones interpersonales recurriendo a la violencia.

Quienes no se aman se convierten en instrumentos de odio y destrucción a monos de seres sin escrúpulos. Cuanto más edifiquemos con los demás, mejor llegaremos a conocerles y cuanto mejor conozcamos a los otros, mayor será el puente de unión con quienes nos rodean.

No hay comentarios:

Publicar un comentario